domingo, 9 de marzo de 2008

1 - Papelípola: Rubén Morales

Uno:

Este Rubén Morales de bifurcado aroma
-dos gustos paralelos y una sola redoma-
música de dos ritmos, astro en dúo de luz,
cópula sinantérea de pólenes fraternos:
-el pintor y el poeta laten en él, eternos,
y lo hacen un Neo-Cristo prendido a doble cruz.

RUBÉN MORALES
N. aproximadamente en 1930, en Tarqui (antiguamente, El Hato), municipio del Huila.

I – ORÍGENES

Así definió David Rivera la tierra natal de este ilustre aedo: “pintoresco poblado de nobles tradiciones y de limpios abolengos […] majestuosas colinas rinden toda su imponencia a la llanura iluminada, en la ubérrima región meridional del suelo huilense” . Aquellos que lo citan -por no decir biógrafos-, refieren una infancia llena de dificultades.


II – TRASHUMANCIA

En Quién es Quién en la Poesía Colombiana -basado con certeza en la obra de Delimiro Moreno (Moreno, 1995) al igual que lo hicieron después Félix Ramiro Losada y Pedro Licona-, nos advierte Rogelio Echavarría sobre Morales: “Después de una adolescencia «cercada de privaciones y tremendas dificultades», se radicó en Neiva, donde su carácter, su caballerosidad y su inteligencia le depararon un tranquilo y honrado vivir como contador profesional” (Echavarría, 1988).





III – SINOPSIS POÉTICA

La International Petroleum Co. INTERCOL publicó entre los Cuadernos Huilenses (Imprenta Departamental del Huila) su obra, Poemas, quinto de esta colección de Los Papelípolas. Nos dice Echavarría -quien no parece haber ido a la fuente directa-: “Sus poemas aparecen en la antología de Los Papelípolas y sobre ellos consideró Antonio Polanía: «Morales, quizás el más modesto y parco de todos Los Papelípolas, es la austeridad hecha hombre, el cauteloso, el devoto de la lectura espiritual. Sencillo, recogido, plasma en sus poemas las majestuosas colinas de su pueblo natal, trastornando su silencio en alegría de vivir, su ilusión y el ensueño en el sabroso olvido, el placer en dulce martirio y deja que las horas lo sorprendan encerrado en sí mismo...»” . Su pluma dibujó los Cuadernos Huilenses con sus autores (Los Papelípolas) y la Revista Ecos del bachillerato nocturno José María Rojas Garrido, donde el grupo colaboró activamente.

Revista Ecos del bachillerato nocturno José María Rojas Garrido. N° 2, diciembre de 1964 (dirigida por el periodista Favio Echeverry Campuzano). Portada: Reynaldo Polanía por la pluma de Rubén Morales.

Material sobre éste poeta y dibujante tenemos en los siguientes análisis, revistas, ensayos y antologías de eminentes como célebres poetas y literatos:

-LOSADA, Félix Ramiro, Literatura Huilense, Ediciones Centenario, 2005.
-ECHAVARRÍA, Rogelio, Antología de la Poesía Colombiana, Bogotá, El Áncora Editores, 1997.
-LICONA, Pedro, Crónica Poética del Huila, Instituto de Cultura Popular de Neiva, 1996.
-MORENO, Delimiro, Los Papelípolas, Ensayo Sobre Una Generación Poética, Vargas Editores, Bogotá, 1995.
-GUEBELLY, Jorge, Soledad y Orfandad del Hombre Moderno en la Poesía Huilense, Ed. Universidad Surcolombiana.
-REVISTA ECOS DEL BACHILLERATO NOCTURNO JOSÉ MARÍA ROJAS GARRIDO, N° 2, diciembre de 1964 - Biblioteca Privada de Inés del Rosario Cortés Rincón.
-RIVERA, David, Índice Poético del Huila, Biblioteca de Autores Huilenses, Volumen III, Imprenta Departamental, Neiva, 1957.

Aparece de igual manera en la página web de los poetas más importantes de Colombia, de la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, realizada con la obra de Rogelio Echavarría.

IV – POESÍA


PRESENCIA DE LA ROSA
(Dedicado a Aurora)

Purpurino y de rútilo brocado
va el capullo insinuándose en la vara,
y es como un corazón que le brotara
luz arriba al rosal iluminado.

Alta herida de amor en el costado
de cada amanecer. Boca preclara
que se entreabrió para que el día cantara
madrigales de pétalos al prado.

Cuando se enciende el matinal portento
semeja un cáliz que sostiene el viento
con sus alas de aroma y transparencia.

Y al borrarse la luz, con vago empeño
se diluye en el aire…como un sueño
en las manos vacías de la ausencia.


NOCTURNO DE MI CORAZÓN

Vagos luceros de Fulgencio breve
naufragando en el hondo firmamento,
y una luna despierta al llamamiento
de esta pasión que entre mi ser se mueve.

Luna blanca, flor lírica de nieve
derramándose en hálitos de argento
sobre la inmensidad del sentimiento
como una lluvia candorosa y leve.

Fino aleteo de brisas aleladas
me besa las pupilas desveladas
y el rumor se aletarga en mis sentidos.

Y en esta soledad que me quebranta,
solo mi corazón revuela y canta
sobre un grupo de pájaros dormidos.




VOCES DEL SILENCIO

Mi alegría reside en la tristeza
de vivir como vivo.
Tejiendo redes de ilusión y ensueño
en mi sabroso olvido.

El placer que me exalta lo mantengo
en mi dulce martirio:
recogiendo las más selectas rosas
de mis rudos espinos.

La paz en que transcurren mis momentos
radica en el exilio,
dejando que las horas me sorprendan
encerrado en mí mismo.

El silencio me ronda hasta la muerte
con pródigo sigilo,
y por eso, ante mí y ante los hombres
seré un incomprendido.

A pesar de que canto eternamente,
por nadie seré oído
porque mi voz fue hecha de silencios
y con silencios grito.

Sobre los amplios surcos de la tierra
soy como un grano ínfimo,
y en los vientos un átomo sin sombra
rodando en el vacío.

Y soy, sobre las playas de la vida
no más que un verso escrito,
que borrarán muy pronto las mareas
antes de ser leído.











MAÑANAS DE DICIEMBRE

Han brotado los huertos decembrinos
y estas mañanas de vaivén sonoro
son dulces arpas de cristal y oro
tañidas por espíritus divinos.

Al desdoblar sus implacables linos
derraman el lumínico tesoro,
flotan al aire y un alado coro
esparce la semilla de los trinos.

Auroras pudibundas de diciembre
dejad que mi alma soñadora siembre
sus amores en líricas parcelas,

para que cuando venga el Prometido
descanse sobre el tálamo florido
de mis embalsamadas pastorelas.






MISTERIO

Estabas a mis ojos prohibida
como el estambre de una flor sellada,
pero, como él, venías encerrada
en la inédita rosa de mi vida.

Pasó el tiempo fugaz. Tú la escondida,
encendiste en mi rostro tu mirada,
y, no sé cómo, sin decirnos nada,
te besé…y me besaste sin medida.

Profundo arcano que a la mente excede!
Cosas del corazón, que tanto puede,
bajo el azul de su amoroso imperio!

Y hoy te miro entre mis propios brazos,
me pregunto y no sé qué extraños lazos
nos pudieron unir con tal misterio!

Sobre los amplios surcos de la tierra
soy como un grano ínfimo,
y en los vientos un átomo sin sombra
rodando en el vacío.

Y soy, sobre las playas de la vida
no más que un verso escrito,
que borrarán muy pronto las mareas
antes de ser leído.

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