domingo, 9 de marzo de 2008

3 - Papelípola: Gustavo Andrade Rivera

Tres:
Y este Gustavo Andrade –Oscar Wilde del gracejo-
que para amar al Huila posee un catalejo
que insinúa del futuro la sonriente faz;
con apariencia, porte y verbo de turista,
que del amor sutil y lo serio equidista
y que del modernismo va pulsando el compás.

GUSTAVO ANDRADE RIVERA
N. en Neiva el 30 de mayo de 1921. F. en Bogotá el 14 de abril de 1974.

I – ORÍGENES

Rancios abolengos ostentó este notable bardo. De la misma familia de prohombres como José Eustasio Rivera, el general Olegario Rivera, Luis Ignacio Andrade y Julián Motta Salas.


II – ESTUDIOS

Estudios primarios en Neiva; secundarios en Santa Rosa de Cabal y en San Bartolomé en Bogotá. Superiores de Filosofía y Letras como periodismo en la Universidad Javeriana.


III – TRASHUMANCIA

En numerosas ocasiones aspirante a la Asamblea Departamental. Se ganó la vida en el trajín burocrático, como jefe de divulgación del Ministerio de Agricultura y sus institutos descentralizados, así como periodista independiente, y ocasionalmente como él mismo lo escribió “vendedor de talento”.





IV – SU OBRA

Sus producciones periodísticas se encuentran en todos los diarios de su ciudad natal y La Ciudad. También en periódicos nacionales como El Siglo dirigido entonces por Laureano Gómez.

Haciendo parte del Centro Cultural del Huila escribió en su órgano publicitario, Huila. Fue famosa su conferencia Neiva Necesita un Alcalde que Quiera a Neiva y es memorable su Guía Para Conocer y Amar el Huila.

Se destacó como pocos dramaturgos latinoamericanos de su época. Recordamos entre otras obras de su autoría, El Hombre que Vendía Talento , Historias Para Quitar el Miedo , Remington 22 , El Hijo de Cándido se Quita la Camisa , ¡Hola, allá adentro! , Farsa Para no Dormir en el Parque y El Camino .

Quedaron <> -como decía- su ensayo El Valle de las Tristezas; Poeta Sin Ciudad; y Quién es Quién en el Huila.

Fue -como lo afirma la obra de Moreno- el que entibó la fundación de Los Papelípolas, como a quien se deben las gestiones de publicación de sus obras y además, el artífice de su Manifiesto que colocó al grupo en el rango de Movimiento.

La International Petroleum Co. INTERCOL publicó entre los Cuadernos Huilenses (Imprenta Departamental del Huila) su libro titulado Teatro – Obras Premiadas, tercero de la colección.
Más material sobre el poeta y dramaturgo:

-LOSADA, Félix Ramiro, Literatura Huilense, Ediciones Centenario, 2005.
-ECHAVARRÍA, Rogelio, Antología de la Poesía Colombiana, Bogotá, El Áncora Editores, 1997.
-LICONA, Pedro, Crónica Poética del Huila, Instituto de Cultura Popular de Neiva, 1996.
-MORENO, Delimiro, Los Papelípolas, Ensayo Sobre Una Generación Poética, Vargas Editores, Bogotá, 1995.
-GUEBELLY, Jorge, Soledad y Orfandad del Hombre Moderno en la Poesía Huilense, Ed. Universidad Surcolombiana.
-REVISTA ECOS DEL BACHILLERATO NOCTURNO JOSÉ MARÍA ROJAS GARRIDO, N° 2, diciembre de 1964 - Biblioteca Privada de Inés del Rosario Cortés Rincón.
-RIVERA, David, Índice Poético del Huila, Biblioteca de Autores Huilenses, Volumen III, Imprenta Departamental, Neiva, 1957.

Como hemos dicho, en 1995 el historiador y periodista Delimiro Moreno escribió un libro que se titula con el nombre del movimiento, realizado bajo la colaboración de Antonio Polanía Polanía. En el mismo libro se rescata de la pluma del mismo Gustavo Andrade Rivera una carta enviada a Ramiro Bahamón , que se considera el Manifiesto del grupo por haber ampliado públicamente más tarde a los Nadaístas y al resto del país. La carta enmarca el pensamiento de Los Papelípolas. Veamos:



IV – POESÍA


SONETO CON ILUMINACIÓN INTERIOR

La luz que en mis vigilias yo buscaba
como una luz casera de bujía;
la luz que a las estrellas preguntaba
sin darme cuenta de su lejanía;

la luz que a grito herido yo clamaba,
la luz que en las mañanas intuía,
la luz que con el día no encontraba
por más que entre su luz me sumergía,

no era en verdad la luz necesitaba,
ni la luz de verdad que yo quería.
Porque para mi vida iluminada,

La luz me sobra con tu compañía.
Bien te nombraron Luz, y así nombrada
tengo tu doble luz, mil veces mía.




PENA POR CLEMA CARRILLO
(Fragmento)

I
ESTRIBILLO APENADO

Tengo pena de ti, pena por ti,
niña de Bogotá, Clema Carrillo.

Antes eras alegre, muy alegre,
la risa parecía tu destino:

por ella se encendían tus dos ojos
como si fueran dos faros amigos

que en la cala pequeña de tus cejas,
frente al puerto de tus labios tranquilos,

iban guiando los barcos, las gaviotas,
las mareas y los besos perdidos;

por ella la menuda catedral
de tu frente prendía dos cirios
pascuales de tus ojos, y tu cara
lucía como una misa de domingo;

por ella, por tu risa, tus dos ojos
se iban al alegre trotecillo

de la blanca llanura de tus sienes
como dos Plateros recién nacidos.

Tengo pena de ti, pena por ti,
niña de Bogotá, Clema Carrillo.

Pena de que tu risa ya no sea
la complicada sencillez del trino,

la savia subterránea donde cantan
las mieles acendradas de los vinos,

y el galope del viento en la llanura
y la voz marinera de los ríos.

Tengo pena de ti, pena por ti,
niña de Bogotá, Clema Carrillo.

Pena de que tu risa ya no sea
el abono de fe que da el rocío.

en la fuerza vital de la semilla,
en la dorada juventud del trigo,

y en el tallo, que apenas si sostiene
la arquitectura elemental de un nido.

Tengo pena de ti, pena por ti,
niña de Bogotá, Clema Carrillo.

Pena de que tu risa ya no sea
el mástil de tu sangre, el navío

de tus sueños, las grandes velas blancas
de tu cuerpo de canela y de lirio.

Tengo pena de ti, pena por ti,
niña de Bogotá, Clema Carrillo.

Pena de que tu risa ya no sea
la bandera del sol, el día mismo,

que me viene con su paso de luz
por la rosa de todos los caminos,

y por el marco azul de mi ventana
se dora con las tapas de mis libros.

Tengo pena de ti, pena por ti,
niña de Bogotá, Clema Carrillo.

Pena de que tu risa ya no ría
por tu cuerpo, en clara edad de grito,

en edad luminosa de cosecha,
en la edad de los suéteres ceñidos;

en la edad de la sangre por las venas,
y en la edad de las venas como anillos

de fuego, visibles bajo la piel
y palpables a través del vestido.

Tengo pena de ti, pena por ti,
niña de Bogotá, Clema Carrillo.

Pena de que tu risa ya no sea
la loca alegría de los niños

que tienen un juguete, la alegría
del hallazgo del verso presentido;

la simple alegría de no quererte
porque basta el amor estar contigo.

Antes eras alegre, muy alegre,
la risa parecía tu destino.

Pero hoy estás triste, sin tu risa
y sin todas las cosas que he dicho,

y tengo pena, gran pena por ti,
niña de Bogotá, Clema Carrillo.

SONETOS PATERNALES

I

El corazón me dijo su recado,
con su voz de campana clamorosa,
cuando roto el capullo disecado,
se abrían las alas de la mariposa.

El corazón que estaba enamorado
por encima de toda humana cosa,
cuando el rosal soñaba con la rosa.

El corazón, mi corazón izado
vio que la mariposa y que la rosa
-y porque así de la virtud conviene-

son el vivo retrato no olvidado
de la abuela, y el rostro de la esposa,
y me ordena llamarte Luz Irene.

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